Crónica del Festival de Cine de Sitges 2019 y IV

Y con esta llegamos a la cuarta y última parte de mi crónica personal del Festival de Cine de Sitges e 2019. Hablamos aquí de un par de documentales y de una de las películas más esperadas del festival. Espero que os guste.

Si tenéis interés en leer el resto de la crónica podéis encontrarla aquí:
Parte I: En la hierba alta, 3 from Hell, Little Monsters, Noche de bodas, Guns Akimbo, The odd Family, The Gangster, the Cop and the Devil
Parte II: Vivarium, Nimic, Lux Aeterna, El Hoyo, Daniel isn't Real, The Lighthouse
Parte III: After Midnight, Come to daddy, I lost my body, Deerskin, Synchronic

Memory: The origins of Alien y Makin Waves: The art of cinematic sound

En el Festival de cine de Sitges puede disfrutarse de gran cantidad de cine con una gran variedad entre sí y disfrutar de películas que difícilmente van a poder verse fuera del entorno del festival. En este sentido siempre es interesante dedicarle tiempo a alguno de los varios documentales que siempre están presentes en el festival y que por norma general suelen tener una calidad elevada.

Este año he podido disfrutar de dos de ellos. El primero Memory: The origins of Alien (Alexandre O. Philipe, 2019) que como su nombre indica trata sobre los orígenes de la película Alien: el octavo pasajero (Alien, Ridley Scott, 1979). Durante más de la mitad del metraje, el documental indaga en los mitos que dieron lugar a la película y como se entremezclaron entre sí para dar lugar a una de las piezas más importantes de la ciencia ficción. O. Philipe articula su mensaje mediante la indagación de las tres personas a través de las cuales estos mitos llegaron a su destino final, el director Ridley Scott, el guionista Dan O’Bannon y el diseñador H.R. Giger. Mediante entrevistas a personas relacionadas con los tres creadores e involucradas en la creación de Alien, la película indaga en la mitología, el estado de la ciencia ficción en los años setenta, la influencia de personalidades tan dispares como Lovecraft o John Carpenter y decenas de otras referencias que en última instancia dieron forma a la película de Scott. 

En la última parte del documental, O. Philipe desgrana el proceso de creación de la famosa escena del Chestbuster. Para cualquier amante de la película o del cine en general resulta muy interesante echar un vistazo tras las bambalinas de una escena como aquella, pero en el conjunto de la película que nos ocupa resulta extraña la decisión de romper con la tesis y el tono que el documental está llevando hasta ese momento para añadir lo que parece el extra de una edición doméstica de Alien. 

El otro documental del que pude disfrutar fue el magnífico Making Waves: The art of cinematic sound (Midge Costin, 2019). Cuando uno busca libros o documentales sobre cine, pocos son los dedicados al sonido. Lo mismo ocurre con los contenidos adicionales de las ediciones domésticas, es habitual encontrar pequeñas piezas dedicadas a los efectos especiales, pero muy difícil al trabajo de sonido. El director Midge Costin hace justicia al sonido del cine con este completísimo documental que recorre todas las fases del mismo dentro de una película. Si solo pudiésemos destacar una cosa sobre esta película es que es tremendamente didáctica. Mediante unos sencillos gráficos recorre todas las facetas del sonido en una película, desde el sonido ambiente hasta la banda sonora, pasando por la grabación de diálogos en estudio o la creación de bibliotecas de sonidos, deteniéndose y explicando en detalle cada una de ellas. Pero es que además de esto tiene tiempo de centrarse en la carrera de tres grandes responsables de sonido en el cine como son Walter Murch (Apocalypse Now), Ben Burtt (Star Wars) y Gary Rydstrom (Toy Story). El documental incluye numerosas entrevistas exclusivas a directores y personalidades del mundo del cine como Steven Spilberg o George Lucas entre otros muchos. Una película esencial para quien quiera entender un poco más de dónde sale la magia del cine.

Snatchers

Snatchers (Íd, 2017) es una web serie lanzanda por el sello Stage 13 perteneciente a Warner Bros en 2017. Lo que en Sitges se ha presentado es la versión fílmica de esta serie que ha utilizado aproximadamente un 25% de material de la serie original y ha añadido el resto con material filmado para la ocasión para contar el mismo argumento en formato largometraje. La historia que cuentan sus directores con esta extraña carambola cinematográfica es la de una joven que tiene relaciones sexuales por primera vez. La mañana siguiente se despierta con un embarazo totalmente desarrollado y esa misma tarde da a luz a una criatura asesina que irá acabando con la vida de cuantos pille por el pequeño pueblo en el que viven. Snatchers (Stephen Cedars, Benji Kleiman, 2019) es una comedia de terror adolescente que no destaca especialmente ni por su argumento (ya otras películas han tratado la sexualidad en la adolescencia de forma mucho mejor que aquí como Teeth (Íd, Mitchell Lichtenstein, 2007) o It follows (Íd, David Robert Mitchel, 2014) por poner dos casos muy diferentes entre sí) ni por su desarrollo visual que no pasa de correcto. Se trata de una película divertida y disfrutable, muy adecuada para un pase del Festival de Sitges pero rápidamente olvidable.

5 is the perfect number

5 is the perfect number (5 è il numero perfetto, Igort, 2019) es una de esas películas por las que uno agradece la existencia de una sección como Órbita en el festival. Si bien es cierto que la categorización de las películas dentro de unas secciones u otras parece cada año más aleatoria y difícil de entender, parece lógico que una película como esta que ni siquiera roza el fantástico al menos quede encuadrada dentro de esta sección en teoría dedicada a películas más alejadas del tema del festival. En cualquier caso, dejando de lado el debate de si debería o no ajustar el festival de Sitges su programación al cine fantástico o seguir abriendo su abanico cada vez más, lo cierto es que para el caso que nos ocupa podemos estar agradecidos de que estuviera en la programación.

Si en algo destaca 5 is the perfect number es en el aspecto visual. No por nada su director Igor Tuveri, es dibujante de cómics y adapta aquí su propia obra. El sentido del espacio y la atmósfera que tienen esta película supera con creces a la mayoría de lo visto en el festival. La composición de los planos, la iluminación y el juego de iluminación y sombra con el que Igort nos introduce en su particular versión noir de la camorra napolitana es fascinante. Más allá de eso es cierto que la película no aporta nada nuevo a un género tan plagado de películas maravillosas como el noir y al final es el magnífico Toni Servillo quien sostiene todo el peso de una trama manida y numerosas veces explorada. A los amantes del género les encantará y los que no, aunque solo sea por la belleza de todos sus planos deberían darle una oportunidad.

Color out of space

Lo que más debe agradecerse a Color out of Space (Richard Stanley, 2019) es su honestidad al mostrarse tal cuál es, sin engaños ni artificios. Se trata de la adaptación de una obra de H.P. Lovecraft en la que literalmente el enemigo es un color llegado del espacio (no es ningún spoiler, es el título de la película). Plasmar eso en pantalla de forma autoconsciente y sin usar desvíos formales que hagan más fácil al público entender qué ocurre es el punto fuerte de la cinta. Richard Stanley, que no dirigía un largometraje desde La isla del Dr. Moreau (The Island of Dr. Moreau, John Frankenheimer, 1996), y de aquella fue despedido y no acreditado, se encarga de llevar a buen término está película con una pericia que hace que uno se pregunte qué ha estado haciendo todos estos años para convertirse en un director tan bueno.

La premisa de la película es sencilla, una familia vive en una vieja casa en mitad del bosque alejada de la población más cercana, cuando un día algo cae del cielo en su jardín. Ese algo irá poco a poco contaminando los alrededores de la granja y todo el bosque en que se encuentra, transformando poco a poco un entorno conocido y acogedor en algo extraño y amenazador. Esa transformación que comenzará con los bosques y los animales, pronto afetará también a la propia familia que comenzará a tener actuaciones extrañas, especialmente el padre, Nathan, interpretado por Nicolas Cage (quien mejor que él para actuar de forma extraña). La sensación de claustrofobia aumenta por momentos conforme las cosas se vuelven más y más raras alrededor de la granja. Pese a estar en un entorno natural y abierto los personajes están cada vez más acorralados. Llegado un punto nadie estará seguro en ningún lado pues no solo el propio color, o la fauna y flora son ajenos y amenazadores sino las propias personas unas hacia las otras. Todo esto va in crescendo hasta llegar a un estallido final que lejos de tratar de ocultar lo que es (¿qué amenaza puede suponer una luz?) lo lleva hasta el extremo y convierte la película en una maravilla visual muy bien resuelta. Una de las mejores adaptaciones de Lovecraft en el cine y uno de los referentes del fantástico de este año.



Hasta aquí ha dado mi visita al Festival de Cine de Sitges este año. Desde mi perspectiva  ha sido un año con quizás no tantos nombres propios como otros pero que ha sorprendido con algunas películas que nadie esperaba. Ha sido un año en el que no había tantos nombres propios que llamaran la atención como en años anteriores pero que ha traído grandes sorpresas que nadie esperaba. Además se ha notado un cierto interés (más que otras veces quizás) en usar el fantástico para analizar los efectos que la sociedad moderna con todos sus éxitos y fracasos tiene sobre las personas. Ejemplo claro de ello son Vivarium o El Hoyo, pero también en un tono opuesto Noche de bodas o The Odd Family.

Algunas de las películas que aquí he comentado se merecen sin duda una reflexión más profunda que las pocas líneas que les he dedicado y quizá esta llegue más adelante, pero por el momento lo dejaremos aquí y comenzaremos la cuenta atrás para el festival del año que viene.

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