[Advertencia: En el presente texto pueden desvelarse detalles importantes sobre la trama.]
Hay dos momentos en este cómic protagonizados por Valeria y Franklin, los hijos de los 4 Fantásticos que vistos en conjunto podrían definir lo que se cuenta en este tomo. El primero es en la segunda página del primer número cuando ambos niños están en el coche que los está llevando a casa. Franklin comenta:
–Mamá dijo que lo tendríamos todo nuevo para cuando llegásemos. Deberías estar emocionada.
El segundo es apenas unos momentos después cuando el coche se detiene frente al Edificio Baxter y Franklin sale corriendo para entrar y encontrarse con sus padres. El niño se detiene en seco al ver la parte superior del edificio brillando y con rayos de energía saliendo de ella.
–¿Qué es eso? –pregunta Franklin
–Papá –responde Valeria.
Esta dicotomía entre Sue Storm y Reed Richards es la base del conflicto de esta miniserie y uno de los puntales que su guionista establece aquí de cara a los futuros números.
En la colección Marvel Saga. Los 4 Fantásticos de Jonathan Hickman, Panini recopilará la etapa completa del guionista al cargo de la franquicia. Sin embargo los cinco números que recopila este primer tomo no corresponden a los primeros números de la serie regular de la Primera Familia sino a una miniserie anterior que sirve de presentación y prólogo de esta, Dark Reign: Fantastic Four. Ante la imposibilidad por parte de Marvel de trastocar la etapa que Mark Millar y Bryan Hitch estaban llevando a cabo en la serie regular hasta que estos terminasen con ella, esta miniserie cumplió un doble objetivo. Por un lado narrar de qué manera afectaba a los 4 Fantásticos el landscape surgido tras Invasión Secreta, y por otro y más importante para presentar a quién sería el próximo guionista de la franquicia en los años venideros, Jonathan Hickman. A la hora de abordar esta miniserie, Hickman, el Gran Planificador, no se limita únicamente a narrar las consecuencias de Reinado Oscuro en su parcela editorial sino que sienta las bases de lo que más adelante construirá en su etapa. Esto se materializa en este caso en el conflicto entre Reed Richards, Mr Fantástico y su esposa Susan Storm, la Mujer Invisible.
El cómic comienza con la voz en off de Richards reconociendo ser el causante de la situación actual. Fue él con sus acciones o inacciones quien propició el alzamiento de Norman Osborn al poder y puso en peligro no solo al mundo o al país, sino a su familia. Convencido de que todo problema tiene solución y decidido a encontrarla construye El Puente, un artilugio que le permite estudiar los sucesos de otras realidades alternativas, buscando en ellas soluciones a los problemas de la suya. Hickman establece aquí a Richards como lo que siempre ha sido, el hombre más inteligente del planeta, la persona que, si le dejan –y esto cobra especial importancia– podría solucionar todos los problemas del planeta. Tras estudiar los acontecimientos de miles de realidades alternativas y encontrar aquellas en que tras el comienzo de la Guerra Civil las cosas hubiesen llegado a una resolución pacífica, llega a una dramática y peligrosa conclusión, la única constante en todas esas realidades es él mismo. Su presencia y sus ideas parecen ser las únicas capaces de arreglar el mundo, y no solo eso, sino sus ideas en solitario “sin interferencias de opiniones adicionales, sin comprometerse con ideas inferiores”. Esta revelación le llevará a una última acción que aquí simplemente se apunta y cuyas ramificaciones veremos en tomos posteriores y le empuja también al comienzo del conflicto con su esposa Susan Sorm. Cuando esta, tras haber Richards puesto en peligro a toda la familia le pida que destruya el Puente, Reed le mentirá muy hábilmente haciéndole creer que lo hará pero manteniéndolo en funcionamiento. En las últimas páginas del último número vemos a Richards en un sótano oscuro, derrumbado en el suelo junto al Puente que ha vuelto a reconstruir a espaldas de su mujer, y de nuevo, tal y como comenzó el primer número acusándose de haberlo causado todo. El personaje está torturado por sus propios errores del pasado y su obsesión como se ve en la última viñeta es “resolverlo todo”. Pone sobre sí mismo el peso de todos los males del mundo y al creerse causante de ellos la solución de los mismos cobra una importancia principal, por encima de su familia, sus hijos o la relación con su mujer.
En el espectro contrario Hickman nos define a Sue Storm, la Mujer Invisible. Mientras que Reed es el cerebro, la parte intelectual, racional y analítica de la familia, Sue se nos presenta claramente como el motor. Siempre que los demás miembros de la familia actúan, lo hacen por incitación de Sue o con permiso de Sue –exceptuando la decisión final de Reed y que será precisamente la que genere el conflicto a desarrollar más adelante-. Es Sue la que mueve a Ben y Johnny a ordenar la casa, es Sue quien da permiso a Reed para que continúe con su experimento, es Sue quien toma la iniciativa cuando finalmente vuelven al Edificio Baxter y tienen que enfrentarse a sus enemigos, incluso es Sue quien abronca a sus hijos cuando estos se enfrentan a Osborn e incita a Reed a hacer lo mismo “a ver qué tiene que decir vuestro padre al respecto”–. Pero Hickman se encarga de dejar claro que Sue no solo mueve a la familia si no que la protege. A toda costa. Y esa es su obsesión. Reed lleva a cabo su experimento sin plantearse de qué manera este está afectando a su familia, que se encuentra viviendo aventuras en otras realidades o, en el caso de los niños, abandonados en el Edificio Baxter. Por el contrario Sue protege a su familia en todo momento y ante todo peligro. Esto queda claro en varios momentos, pero especialmente visual es la doble página del cuarto número en que la familia al completo se enfrenta a Norman Osborn. Pese a la en teoría superioridad física o intelectual de otros miembros de la familia, es ella quien se pone delante de todos, enfrentándose al enemigo y protegiendo tras de sí a toda la familia. Hickman define el conflicto de Sue en dos momentos de la miniserie, uno al comienzo del primer número y otro al final del quinto. Su tiene un debate interno entre mantener unida y protegida a su familia o dejarse llevar por la faceta aventurera de Reed. En el primer número, el día en que todos vuelven a vivir en el Edificio Baxter y pocos momentos antes de que lleguen sus hijos, Sue permite a Reed muy a su pesar y dejándose convencer por el grupo, que este se aventure en su nuevo experimento en busca de un bien mayor. Al final de la miniserie cuando ya todo se ha solucionado, y la familia ha sobrevivido a las aventuras espaciotemporales y la invasión de Osborn, Sue toma por fin una decisión clara al respecto y pide a Reed que destruya el Puente. No importa la repercusión que pueda tener para el futuro del mundo, si pone en peligro a su familia no se hace. Sin discusión.
Tanto Reed como Sue quieren proteger a su familia, pero la visión que cada uno tiene de ello es diametralmente opuesta. Para Sue la seguridad inmediata de su familia es lo primero, nada hay más importante. Pero Reed es un planificador, está pensando en el largo plazo, para él la seguridad de su familia pasa por el futuro del mundo. Pese a que la base es la misma en ambos casos, proteger a su familia, las obsesiones de cada uno tiran de ellos en direcciones opuestas.
Todo esto Hickman lo adereza con aventuras en realidades alternativas, aventuras de piratas y de vaqueros, apariciones de grandes villanos como Osborn o Veneno y loca ciencia marca de la casa, y por el camino se encarga de definir a la perfección las personalidades de Reed y de Sue como focos tanto de las aventuras como de los conflictos del grupo. Y de paso aprovecha los cinco números para plantar otras tantas semillas que irá regando poco a poco en futuros números. Casi nada para una miniserie que ni siquiera es parte todavía de la serie regular.
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