El mercado actual del cómic está en constante expansión, nuevas editoriales surgen cada pocos meses ofreciendo prácticamente lo mismo. Incluso los autores van pasando de una a otra escribiendo sus distintas series en este macrocosmos editorial sin que en la práctica el lector note alguna diferencia real entre comprar la última serie de Garth Ennis en Avatar Press, Dynamite Entertaiment o Aftershock. TKO sin embargo llegó con la intención de “cambiar la forma en que compramos y leemos los cómics”. Su modelo de mercado es sustancialmente diferente al de todas las demás editoriales. TKO lanza unas pocas series cada año y las saca todas a la vez. Pero no solo publica todas las series al mismo tiempo sino que publica todos los números de todas las series el mismo día. Y en todos los formatos posibles, digital, comic-book y recopilatorio. En un mercado como el español en el que casi todas las series independientes nos llegan recopiladas en tomos no notaremos mucha diferencia entre las colecciones de TKO y las del resto de editoriales. Pero en Estados Unidos donde el lector está acostumbrado a leer las series mes a mes en formato comic-book y a verlas recopiladas en rústica o en cartoné al cabo de varios meses, el hecho de tener el mismo día todas las opciones a su disposición es un cambio significativo. Por eso llama la atención que Sentient, una obra que en su propia historia abraza la idea de cortar con el pasado para abrazar un nuevo futuro no fuera uno de los primeros lanzamientos de la editorial. Parece difícil encontrar un mejor heraldo de las intenciones de la editorial.
Por su parte, la otra gran protagonista de la historia, Valarie, la inteligencia artificial de la nave en la que viajan los niños, fue creada en el planeta Tierra por los humanos y contiene una serie de directrices que le marcan el camino a seguir. Será en el momento en que pierda esas directrices en el transcurso de la crisis del primer número, cuando un nuevo camino se abra ante ella. Al principio será solo hacerse cargo del cuidado y la educación de los niños, preparándoles para comer sus platos favoritos y entrenándoles en el manejo de la nave. Valarie no dudará en entregar a los niños al grupo de separatistas en cuando estos entren en escena. Según ha sido programada –según siempre se han hecho las cosas– los humanos cuidan de los humanos, y las inteligencias artificiales les asisten. Pero el espíritu de lucha de los niños acabará por contagiarla y comenzará a tomar sus propias decisiones. La cuestión está clara, dejar a los niños al cargo de otros humanos, o tomar el camino nuevo, hacerse ella, una inteligencia artificial, cargo de ellos. Finalmente se enfrentará activamente a los invasores –el pasado– y morirá en el proceso, para renacer al final de la historia como algo diferente, algo completamente nuevo.
Parece que Sentient quiere reflejar la misma filosofía que la propia editorial TKO ha puesto encima de la mesa. Despidámonos de los viejo, planteémonos las razones por las que hacemos las cosas y comencemos ha llevarlas a cabo de forma diferente. Abrid camino para lo nuevo.
Independientemente de esta reflexión, Sentient es un cómic sobresaliente. El argumento de madre coraje –representado aquí por la inteligencia artificial– no es para nada algo nuevo, pero aquí envuelto en ciencia ficción resulta algo refrescante. Lemire, como nos tiene acostumbrados, firma un guion notable al que poco puede achacársele. Pero si algo destaca es el dibujo de Gabriel Walta, que por momentos parece una evolución moderna del mejor John Romita Jr.. Walta presenta un dibujo de trazo suelto que representa la escena con las líneas justas pero con un especial detalle a los elementos clave como las expresiones de los personajes. Teniendo en cuenta que la serie está protagonizada casi en solitario por un grupo de niños y una nave consciente, el maravilloso trabajo que Walta realiza al presentar toda una gama de emociones y sentimientos en el rostro de los pequeños conducen al lector a través de todo el viaje emocional que presenta la obra.
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