La última sonrisa en Sunder City. Luke Arnold. Reseña

En el mundo que presenta La última sonrisa en Sunder City la magia ha desaparecido. Una vez la magia hacía moverse al mundo, daba vida a numerosas criaturas: hadas, enanos, ogros, vampiros; y hacía funcionar la industria, alimentaba los motores e iluminaba las ciudades. La magia era la que otorgaba su fuerza y vitalidad a los vampiros, la que permitía a los elfos vivir miles de años o la que hacía que los hombres lobo pudieran mutar entre sus formas humana y lupina. Pero la magia desapareció. De la noche a la mañana, en un evento bellamente denominado la Coda, la magia dejó de existir. Y el mundo que queda tiene que lidiar con ello. Los vampiros ya no son sino seres decrépitos incapaces de sentir ansia por nada, los elfos —los que quedan— son ancianos agarrotados por los achaques de una edad antinatural y los hombres lobo, en el mejor de los casos, han quedado reducidos a una grotesca criatura a medio transformar con medio cuerpo humano y medio animal. Se trata de un mundo destruido que ha sufrido la peor crisis imaginable. No solo la mayor parte de la población ha quedado mutilada o muerta, sino que la economía ha parado en seco. Los altos hornos de las fábricas se han detenido para siempre, los vehículos se han quedado sin combustible. Se trata de una sociedad devastada en cuyos restos las criaturas, mágicas o humanas, luchan por salir adelante o se dejan arrastrar por la desidia. 

Y en el centro de este mundo en las últimas se encuentra Sunder City. 

"Si uno intentara hacer una lista de todos los peligros de Sunder City, podría tardar más de un año en completar el trabajo, y lo más probable es que alguien lo apuñalara por la espalda o le robara el lápiz antes de que hubiera terminado. "

Fue un antiguo asentamiento minero que creció hasta convertirse en una prospera ciudad industrial. Una gran urbe habitada por una población multirracial en la que todo tipo de criaturas convivían y trabajaban juntas. La ciudad rechazó la naturaleza en pos del crecimiento. Ninguna granja, ningún cultivo a su alrededor. Solo industria y desarrollo. Hasta que llegó la Coda y perdió ambas. Ahora Sunder City es solo un vertedero. Una vez la magia se apagó y los grandes fuegos que le daban vida dejaron de arder, Sunder City se convirtió en otra cosa. Una urbe oscura y decadente. Los antiguos vagones del tranvía, ahora sin energía, siguen abandonados en mitad de la calle reconvertidos en comedor social improvisado para los indigentes que pasan por ahí. Las calles están llenas de sombras, y las sombras de peligros. Un gran número de criaturas antiguamente mágicas, ahora convertidas en cascarones lisiados, pasan las horas bebiendo en los tugurios más decadentes. 

Y en el centro de esta ciudad en las últimas se encuentra Fetch Phillips. 

"Su camiseta de tirantes dejaba a la vista sus mangas ilustradas y un cuerpo que te pedía que cometieras errores de los que no te arrepentirías. La bibliotecaria me sirvió otro whisky perfecto."

Fetch es humano, el alcohol corre por sus venas y la sangre mancha su camisa. La gente le paga para que haga cosas, y el recibe moretones por hacerlas. No le caen muy bien los hombres, ni tampoco las criaturas mágicas, pero sobre todo no se cae muy bien a sí mismo. Pasa las horas metido en el antro destartalado que le sirve de hogar y de oficina y engulle litros de whisky como único alimento. Su técnica de investigación consiste en remover la mierda y esperar a ver quién se acerca a olfatear. Tan solo busca aprobación, encajar en algún lugar sin darse cuenta de que el único lugar en el que encaja es la propia Sunder City. Recorre la ciudad indagando, adentrándose en los tugurios más sórdidos y acechando a los sospechosos en las sombras de los callejones, siempre con su gabardina puesta y un Claifield en los labios. Pero Fetch no es solo un detective. Se hace llamar hombre a sueldo. A pesar de sus muchos pecados mantiene una cierta brújula moral todavía apuntando hacia el sitio correcto. A menudo soluciona incluso problemas para los que no ha sido contratado, casi como un vigilante que vela por los que no pueden velar por sí mismos. Una parte del sistema de anticuerpos de Sunder City. Fetch Phillips no podría existir sin la ciudad, y la ciudad no sería lo mismo sin él deambulando por sus callejones. 

"Toda la escena estaba repleta de cosas que no me gustaban, pero una vez que sales a deshacerte de un cadaver, no vuelves a casa hasta que el muerto o tú estáis bajo tierra."

La última sonrisa en Sunder City es la novela debut del actor Luke Arnold, conocido principalmente por su papel de John Silver en la serie Black Sails y que recientemente le ha valido el premio Booknest a la Mejor Primera Novela. La última sonrisa en Sunder City está escrita con la primera persona de la novela más negra. Esa de detectives solitarios con una copa siempre en la mano y un cigarrillo en la comisura de la boca que pasean su gabardina por los bares más solitarios. Uno casi puede oír los ritmos de la música jazz mientras Fetch Philips camina por la ciudad. Pero es el toque fantástico lo que da a la novela un carácter único. Un mundo fantástico en decadencia que encaja sorprendentemente bien con el tono noir de la novela. Toda ella está recorrida por un halo de nostalgia, por el recuerdo de un mundo maravilloso que una vez fue y que ya no volverá y por la amargura de todas las criaturas que han quedado lisiadas física y mentalmente en el proceso. Arnold demuestra tener una pluma especialmente certera para el noir, capaz de describir la ciudad con detalle y convertirla en un personaje más, quizás el más importante. Y capaz también de crear un protagonista que, aunque cliché del género, encaja como una pieza perfecta en este puzzle de misterio y fantasía que es la novela. Pero también destaca en el componente fantástico siendo capaz de mezclar numerosas mitologías en un universo único y coherente. En última instancia se trata de una novela de misterio. Todo comienza con una criatura desaparecida, y poco a poco sin dejar de soltar hilo en ningún momento, Arnold va desvelando detalles, presentando personajes, dando giros y revueltas hasta llegar a su final. La última sonrisa de Sunder City tiene mucho de novela de presentación y ciertamente merecerá la pena leer su continuación, ya anunciada en España por Gamon Fantasy, y titulada Hombre muerto en una Zanja. Difícil resistirse con un título tan sugerente.

Comentarios