El día del ajuste es una suerte de secuela espiritual de El club de la lucha. Sin ser una continuación directa, toma algunos de los conceptos que ya estaban presentes y los actualiza para el año 2020. Aquella hablaba de cómo un grupo de hombres de una generación abandonada se reunía cada semana para darse de tortas como modo de exorcizar su propio desarraigo y acababa planteando la creación de todo un grupo nihilista clandestino con el objetivo de acabar con el mundo moderno. Esta vez Palahniuk va un poco más allá y narra lo que sucede cuando ese grupo —uno similar realmente— tiene éxito. Cuando una generación descontenta con el poder decide darle la vuelta a la tortilla, acabar con la clase dirigente y ocupar su lugar. Pero no es una historia sobre la lucha de clases, poco importa esto al escritor. Lo que El día del ajuste plantea es lo que ocurre cuando un grupo de ciudadanos que carecen de formación y de organización, y que lo único que tienen es su enfado de pronto tienen éxito en su revolución.
Igual que ocurría en su obra más famosa, son los desposeídos quienes inician la revolución. Las clases olvidadas, los estudiantes mediocres, los trabajadores no cualificados, aquellos a quien la sociedad no ofrece un lugar y que acaban siendo devorados por la maquinaria del capitalismo. Los que no tienen nada que perder y mucho que ganar. Qué ocurre cuando toda esa gente, sin estudios, sin un objetivo claro movidos por un descontento generalizado pero difuso, toma el control de la sociedad. El resultado es un futuro distópico con cierto paralelismo al Cuento de la criada de Margaret Atwood pero sustituyendo la gravedad de esta por un corrosivo sentido del humor. La revolución acaba siendo un movimiento antiglobalización. En vez de separar a las personas por conceptos abstractos como las creencias religiosas o la ideología política, por qué no hacerlo, plantean los revolucionarios por conceptos más “objetivos” como el color de la piel o la preferencia sexual. Según ellos todos los problemas de la sociedad vienen dados por el enfrentamiento entre las agendas de los diferentes grupos sociales. La violencia intrínseca de los negros por ejemplo, viene motivada por su aspiración a ocupar un hueco en la sociedad blanca y el miedo de esta a ser sustituida. De modo que separar los diferentes grupos en estados independientes parece la mejor solución. El país resultando tras el Día del Ajuste queda dividido en tres estados, Caucasia, Negrotopía y Gaysia. No hace falta decir quién vive en cada uno de ellos. Este planteamiento satírico que roza el absurdo en ocasiones, sirve sin embargo para que Palahniuk aborde temas como la educación, la cultura de la ignorancia, los enfrentamientos sociales o la búsqueda de la identidad.
"Y todos sabían la verdad: si acumulas comida se pudre. Si acumulas dinero, te pudres tú. Si acumulas poder, se pudre la nación."
Se trata de la generación de la frustración mal gestionada. El Día del Ajuste es lo que ocurre cuando los ciudadanos echan balones fuera. Si responsabilizamos de todo lo que va mal a la clase política, qué nos impide, una vez estos ya no están, buscar otro cabeza de turco. Por qué no descargar ahora nuestro enfado con quien nos trae el correo, o quien nos pone una multa. Desde el punto de vista de quien no lograba mantener un trabajo el tiempo suficiente, que un funcionario tuviese un puesto de por vida parecía una injusticia equiparable a que el gobierno decidiera mandarte a la guerra. De modo que en la nueva sociedad los funcionarios son condenados a trabajar de por vida. Sin vacaciones, sin días libres, ni jubilación posible. Quienes inician la revolución son personas en busca de identidad. Sin ideas, sin raíces, carecen de una personalidad propia y la buscan en un grupo social mayor que los acoge, y potencia a través de ellos sus propias ideas grupales. Lo que surge como resultado es una masa de gente que se manifiesta, se queja, actúa en base a una idea común, pero sin un pensamiento crítico verdadero. La democracia de internet, de la mayoría furiosa. La masa carece en el fondo de una propuesta seria que se oponga a lo que quiere derribar. Este es el libro que predijo el asalto al Capitolio.
"-Una lista que está en internet. -Y explicó el rumor y lo poco que Walter había averiguado. Parecía simple: si creías que una persona era una amenaza para la sociedad podías colgar su nombre en cierta página web Si nadie estaba de acuerdo con tu nominación el nombre desaparecía al cabo de unas horas. Pero si varias personas apoyaban tu nominación, el nombre se quedaba ahí para atraer más votos posibles-. Cuantos más votos recibe una persona mayor será el peligro que correrá."
El día del ajuste es una crítica feroz a la sociedad actual. A la sociedad de la inmediatez, de la telebasura y de la falta de cultura. Un mundo en que ser culto puede costarte la vida. Los que antes se sentían discriminados, una vez en el poder se dedican a discriminar a quien no es como ellos. Se trata de una revolución desde la ignorancia, desde el panfleto fácil. Una revolución llevada a cabo por la masa, no por los individuos. Es esa idea informe, genérica, que llena las pancartas de frases coreables la que obtiene el poder, pero cuando la improbable revolución tiene éxito la idea se esfuma como un montón de ceniza. Las personas buscan una felicidad que no encuentran en la sociedad y la buscan en mensajes y eslóganes. Mientras que en El club de la lucha teníamos la filosofía barata de Tyler Durden, aquí tenemos el libro de Talbott. Una sucesión de frases hechas, de consejos de autoayuda. Una colección de aforismos que carecería de sentido intrínseco sin un grupo que lo creyera a pies juntillas y lo legitimase por el mero poder de los números. Un Tao Te Ching retorcido. Lo que el libro de Talbott ofrece a los desposeídos es una nueva identidad social, un modelo vital con el que sentirse identificados en un mundo en que el capitalismo ha corrompido al hombre hasta el punto de dejarlo huérfano de referentes, de vaciarlo y llenarlo de nuevo con códigos ajenos al ser humano. Política, consumo, religión, ocio. Conceptos que la sociedad introduce en el hombre, alejándolo cada vez más de lo que podría llegar a ser. Talbott acaba siendo un gurú de pacotilla que da forma a las ideas que muchos tienen y los reúne en un solo grupo que solo está unido mientras conserva un objetivo común, pero que rápidamente se deshace una vez obtenido. Palahniuk, siempre planteando preguntas incómodas, nos ofrece la posibilidad de dar rienda suelta a nuestro descontento y acabar con lo establecido, pero luego nos pregunta si tenemos algo con lo que sustituirlo.
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