El Inmortal Hulk 1. O es ambos. Al Ewing y Joe Bennet

Si ha habido una colección entre la producción de cómic superheroico de los últimos dos años que se haya llevado todas las miradas, esta ha sido El Increible Hulk de Al Ewing y Joe Bennett, hasta el punto de llevar dos años consecutivos nominada en los premios Eisner como mejor serie regular. Podemos decir sin contrariar a demasiados aficionados que Hulk es un personaje si no menor, sí secundario dentro del universo Marvel. A pesar de la obvia promoción que ha tenido gracias a su posición dentro del Universo Cinemático Marvel –donde las habituales cuestiones de derechos no le han dado toda la libertad que merece– su colección en solitario no ha solido estar entre los primeros puestos de crítica ni mucho menos de ventas. Como cualquier otro personaje en los más de ochenta años de historia de Marvel, Hulk ha tenido etapas memorables –atención al Plan Editorial de Panini para 2021–, pero en su conjunto nunca ha tenido el predicamento crítico que han tenido de forma más habitual otras series de personajes también secundarios como Daredevil, o el éxito de ventas de los principales personajes de la editorial. Nadie sabe si la actual etapa cambiará esto en el futuro para la serie de Hulk, pero al menos ya ha conseguido un lugar de honor en el podio de Marvel de toda su historia.


Lo que el guionista Al Ewing ha hecho para lograr este hito es alejar al personaje de la escena superheroica habitual, y darle a la colección un tono de terror como hace tiempo que no se veía. El cómic evoca las sensaciones que uno tenía en los años ochenta leyendo las series del sello Vértigo de Alan Moore o Neil Gaiman. Y es que, salvando la debida distancia, Ewing trata de imprimir una atmosfera de terror en el cómic que no es habitual en una serie de este estilo. No se trata de sustos y mansiones en ruinas, sino de un terror más visceral, es más bien una sensación continua de malestar, de que lo que uno está leyendo no está del todo bien. Y tampoco se trata del protagonista enfrentándose a elementos terroríficos, el terror viene del propio protagonista. Una vez retornado el personaje tras lo sucedido en el evento Civil War II (de nuevo salvando la distancia, lo que respecta al regreso del personaje trae a la memoria La Cosa del Pantano de Moore) el Bruce Banner que se nos presenta aquí parece un Banner algo más en paz con su faceta gamma, o que al menos ha alcanzado un cierto tipo de equilibrio. En esta serie el personaje se convierte en vengador, pero no con mayúsculas como miembro del grupo de superhéroes, sino vengador en el sentido más literal y violento de la palabra. Desde los márgenes de la sociedad, Banner/Hulk se ha convertido en un ser que elimina de la ecuación a aquellos que hacen del mundo un lugar peor, y lo hace de forma violenta y aterradora, una especie de Castigador (Punisher para los modernos) con músculos radioactivos. Este no es un Hulk que pueda posar junto al resto de héroes, este es un Hulk oscuro, huidizo, vengativo y furioso, todo aquello que se supone que tiene que ser. Una criatura que provoca terror a amigos y enemigos por igual, y que además es más imparable que nunca. Y otra cosa más, se acabó el gigantón verde estúpido, aquí Hulk es tan listo como Banner.

Al respecto del arte, Joe Bennet realiza un dibujo perfectamente enmarcado en el género del cómic superheroico pero con un dominio sobresaliente de los tiempos. Sabe cuándo realzar la parte oscura y terrorífica del personaje y cuando dejar paso a una narración más convencional y el primer número es el mejor ejemplo de ello. Empezando con una inquietante splash page que sin estar protagonizada por el personaje titular plantea a la perfección el tema de toda la obra, pasa a narrar la acción con un estilo formulaico pero muy dinámico, para terminar con las perturbadoras páginas finales donde la ira de Hulk es desatada en mitad de la noche. Cambia de un tono a otro según pida la narración sin desmerecer en ningún momento y sobresaliendo especialmente en las escenas más tenebrosas. Quizás hubiese sido de agradecer un dibujo algo más alejado de los cánones habituales y con algo más de experimentación que parece ser lo que el guión pedía, pero lo cierto es que es difícil reprocharle nada al trabajo de Bennet.

Me voy a permitir para finalizar unas palabras sobre el formato de la edición actual en España. Panini ha incluido la colección como una de las iniciadoras de su nueva línea Marvel Premiere, tomos en tapa blanda a precios difícilmente mejorables que incluyen arcos enteros de algunas de las colecciones punteras de los últimos años. Una edición similar a los trade paperbacks en los que Marvel recopila desde hace años sus cómics en Estados Unidos y que en España por la propia idiosincrasia del mercado nacional no habían tenido lugar hasta ahora. Desde el punto de vista del aficionado al cómic, la línea Marvel Premiere me parece una de las mejores ediciones posibles, con buen papel, manejable e ideal para recopilar etapas de largo recorrido sin ocupar demasiado espacio en la estantería. Pero resulta ser también una edición ideal para que cualquier lector ajeno al cómic se acerque al universo Marvel, por poco dinero puede acercarse a series de gran calidad y en un formato cómodo y “agradecido” para los no habituados los voluminosos tomos que últimamente se manejan en el mundo de las viñetas. Este formato resulta ser el verdadero heredero de las grapas como puerta de entrada al mundo del cómic. 


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